Elijo algunos atributos que hubiera ansiado recibir de mi madre y que ella, siendo humana no siempre me pudo dar, por mucho que lo hubiera intentado, como: AMOR, COMPASION, TERNURA, SEGURIDAD. Bebo todo lo que necesito de esa fuente a través de mis raíces. Inspiro: Amor, exhalo: miedos Inspiro: Compasión; exhalo: rencor Inspiro: Seguridad, exhalo: dudas Cuando me siento satisfecho, llevo mi atención hacia lo alto, hacia las ramas y hojas del árbol extendidas hacia el cielo, para extraer de los rayos del sol, la energía y la luz del Padre Solar, los que me fortalecerán y ayudaran a cada parte mía a sanarse. Con cada inhalación, me lleno con la energía solar, y con cada exhalación me deshago de todo aquello que pueda obstaculizar este proceso, como temores, dudas o sentimiento de indignidad. A medida que respiro p rofundamente permito que entre en mi mente aquellos atributos paternales que de niño(a) eché de menos en mi propio padre: CORAJE, SABIDURÍA, COMPRENSIÓN, ACEPTACIÓN. Me embebo en ellos hasta sentirme totalmente satisfecho y los dejo fluir hasta llenar todos los vacíos que hay dentro de mí. Inspiro: Sabiduría; exhalo: dudas Inspiro: Aceptación; exhalo: sentimiento de indignidad. Inspiro: Coraje; exhalo: miedos. Ahora coloco ambas palmas de las manos sobre el plexo solar (situado sobre la boca del estómago) y me mantengo suspendido entre el flujo de ambas energías: la que a través de las raíces extraigo de la Madre Tierra y la que capto por las ramas del Padre Sol, sintiéndome equilibrada, inhalando sus atributos y exhalando cualquier cosa que pueda bloquear esta fuente de nutrición. Por ultimo regreso a situarme frente al árbol para agradecerle todo lo que me ha dado y prometiéndome regresar con regularidad junto a el para renovarme. Este ejercicio debe practicarse por lo menos una vez al día y puede hacerse frente a un árbol real, llevando a cabo el ejercicio apoyándome sobre su tronco, volviendo la vista a la tierra y al cielo a medida que se desarrolla. Suena medio “raro”, pero yo había leído ya anteriormente que “abrazar” a un árbol es la mejor manera de conectarse con la naturaleza y recargas de de energía positiva. A mi me funcionó hace poco más de 1 año en que iba y tocaba un árbol que está cerca de mi casa y que desde entonces es el mejor pretexto que tengo para ir los fines de semana hasta la zona centro caminando para ir a visitarlo. Con este árbol nuevo sé que no será la excepción y cada vez que vaya a la casa de mi amiga, volveré a tomar ese camino para pasar a saludarlo a él también. Sin importar si el rollo ese de las energías es o no cierto, creo que la clave de todo este asunto está en la simple acción de “abrazar”… Abrazar a un árbol, a una persona que amas, a un amigo, a tu familia, a tu perro, abrazar tus sueños, tus principios, tus ideales… ¡Vaya! en pocas palabras abrazar la vida con todos sus matices, ya que los abrazos representan el alimento que nutre al espíritu y al corazón
martes, 4 de octubre de 2011
Meditación del Arbol
Elijo algunos atributos que hubiera ansiado recibir de mi madre y que ella, siendo humana no siempre me pudo dar, por mucho que lo hubiera intentado, como: AMOR, COMPASION, TERNURA, SEGURIDAD. Bebo todo lo que necesito de esa fuente a través de mis raíces. Inspiro: Amor, exhalo: miedos Inspiro: Compasión; exhalo: rencor Inspiro: Seguridad, exhalo: dudas Cuando me siento satisfecho, llevo mi atención hacia lo alto, hacia las ramas y hojas del árbol extendidas hacia el cielo, para extraer de los rayos del sol, la energía y la luz del Padre Solar, los que me fortalecerán y ayudaran a cada parte mía a sanarse. Con cada inhalación, me lleno con la energía solar, y con cada exhalación me deshago de todo aquello que pueda obstaculizar este proceso, como temores, dudas o sentimiento de indignidad. A medida que respiro p rofundamente permito que entre en mi mente aquellos atributos paternales que de niño(a) eché de menos en mi propio padre: CORAJE, SABIDURÍA, COMPRENSIÓN, ACEPTACIÓN. Me embebo en ellos hasta sentirme totalmente satisfecho y los dejo fluir hasta llenar todos los vacíos que hay dentro de mí. Inspiro: Sabiduría; exhalo: dudas Inspiro: Aceptación; exhalo: sentimiento de indignidad. Inspiro: Coraje; exhalo: miedos. Ahora coloco ambas palmas de las manos sobre el plexo solar (situado sobre la boca del estómago) y me mantengo suspendido entre el flujo de ambas energías: la que a través de las raíces extraigo de la Madre Tierra y la que capto por las ramas del Padre Sol, sintiéndome equilibrada, inhalando sus atributos y exhalando cualquier cosa que pueda bloquear esta fuente de nutrición. Por ultimo regreso a situarme frente al árbol para agradecerle todo lo que me ha dado y prometiéndome regresar con regularidad junto a el para renovarme. Este ejercicio debe practicarse por lo menos una vez al día y puede hacerse frente a un árbol real, llevando a cabo el ejercicio apoyándome sobre su tronco, volviendo la vista a la tierra y al cielo a medida que se desarrolla. Suena medio “raro”, pero yo había leído ya anteriormente que “abrazar” a un árbol es la mejor manera de conectarse con la naturaleza y recargas de de energía positiva. A mi me funcionó hace poco más de 1 año en que iba y tocaba un árbol que está cerca de mi casa y que desde entonces es el mejor pretexto que tengo para ir los fines de semana hasta la zona centro caminando para ir a visitarlo. Con este árbol nuevo sé que no será la excepción y cada vez que vaya a la casa de mi amiga, volveré a tomar ese camino para pasar a saludarlo a él también. Sin importar si el rollo ese de las energías es o no cierto, creo que la clave de todo este asunto está en la simple acción de “abrazar”… Abrazar a un árbol, a una persona que amas, a un amigo, a tu familia, a tu perro, abrazar tus sueños, tus principios, tus ideales… ¡Vaya! en pocas palabras abrazar la vida con todos sus matices, ya que los abrazos representan el alimento que nutre al espíritu y al corazón
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