Muchas personas que viven en la Tierra, creen
equivocadamente que este planeta es un lugar de perfección. Se quejan cuando
las cosas son difíciles o no salen bien, a veces enojándose y maldiciendo a la
Creación, incluso amenazando con el suicidio. Pero la Tierra no es un lugar de
perfección; es un planeta para realizar un aprendizaje acelerado y profundo. Es
mas, sus lecciones, y las condiciones bajo las cuales las personas deben
afrontarlas, se encuentran dentro de las de mayor nivel de exigencia en el
esquema evolutivo. Aceptar este hecho, junto con la comprensión de su propósito
divino, puede hacer que la vida sea mucho más fácil, y ayudar en la consecución
del mayor beneficio evolutivo que se obtiene a partir de las lecciones
terrestres.
La evolución, en la primera mitad de su
ciclo, es un movimiento que se aleja de la Unidad del Creador. Cuanto más nos
alejamos de la Unidad, del Centro Creador, más denso es el nivel en el cual
debemos de vivir y actuar. Esto tiene el efecto múltiple de debilitar nuestra
conexión con la Sabiduría Superior, y, al mismo tiempo, aumentar la sensación
del yo y su concentración sobre la riqueza, el poder e influencias
mundanas. En una atmósfera más densa, las acciones se hacen más lentas y más
pesadas, y el cuerpo crea su propia demanda de una vida fácil, o, en un estado
de mayor frustración, la demanda de gratificación corporal por medio de
distintos tipos de excesos originados en el mundo de las sensaciones. Es bien
sabido en los niveles superiores, que el Planeta Tierra representa uno de los
puntos más distantes del Centro Espiritual, con lecciones a veces
extremadamente difíciles y con uno de los niveles de mayor dificultad en
relación con las densidades.
La extrema densidad de rodea esta fase de
nuestra evolución sobre el Planeta Tierra también ha creado en el tiempo un
'Velo del Olvido' que nos rodea y nos separa de los mundos espirituales más
altos, restringiendo nuestro actual campo de visión y de conciencia, como una
niebla muy densa. Somos incapaces de contactar o percibir la vida de niveles
espirituales más altos y, con el tiempo, incluso, perdemos la habilidad de
comunicarnos telepáticamente con otras formas de vida – animales y pájaros -
que comparten nuestro planeta a nivel físico. Este 'Velo' entre nosotros y los
mundos espirituales también nos oculta el conocimiento de nuestras
encarnaciones anteriores y de nuestro futuro potencial, nuestras vidas antes
del nacimiento y nuestro futuro más allá de la muerte. No solo no podemos
recordar las vidas pasadas o revisar nuestro sendero futuro, sino que no
podemos hacer contacto con aquellos que han 'pasado al otro lado'
recientemente, o con cualquiera de los billones de Seres espirituales
que viven en niveles más altos de vibración.
El 'Velo' fue establecido hace mucho tiempo
alrededor de nuestro mundo particular como una protección vital para aprender
las difíciles y dolorosas lecciones de este denso plano físico. De hecho,
nosotros mismos pedimos nuestra propia "paz mental" cuando estábamos
en niveles más altos, por medio de nuestra conciencia colectiva humana, como
nos explica Tendor, un Espíritu Guía de las altas esferas de la Tierra:
Si los espíritus encarnados sobre la
Tierra pudieran llevar con ellos un mínimo recuerdo de los gozos y de las
bellezas de la Esfera Espiritual, sería imposible para ellos seguir conservando
un cuerpo físico. Para beber profundamente de la copa de la experiencia es
necesario contactar la vida en su forma de manifestación más baja. Para poder
hacer esto debéis disminuir vuestras vibraciones a un rango muy bajo y
adecuaros a las engorrosas leyes que gobiernan esta forma de materia. Para
alguien que recordara lo que la vida es realmente, el dolor de regresar sería
tan intolerable que ningún espíritu podría conservar un cuerpo terrenal. Es una
disposición misericordiosa de Dios que tales memorias estén veladas
temporalmente.
El 'Velo' y la sensación de separación, aun
cuando es esencial para la "experiencia sobre la Tierra" es, de
hecho, una ilusión nacida en la Tierra, no una realidad espiritual. Estaremos
por siempre enlazados espiritualmente con el Creador, con nuestro pasado y con
nuestro futuro y con aquellos de 'arriba' que están siempre listos para
ayudarnos y guiarnos. Es importante recordar, especialmente durante nuestros
períodos más difíciles de encarnación sobre la Tierra, que nunca hemos estado
ni podremos estar separados de nuestro Creador, o del resto de la Creación, por
'arriba' o por 'debajo' de nosotros.
Sin embargo, este "olvido" de la
realidad es una parte necesaria en nuestra evolución y en nuestra experiencia
de aprendizaje. Nuestro mundo de individualidad, separación y esfuerzos puede
bien ser una "ilusión" como nos dice el budismo y muchas otras
filosofías ocultas; pero es una ilusión que nos debe parecer real si tenemos
que aprender de ella.
Conforme vemos cómo se desarrolla una
película en la televisión podemos permanecer distantes de lo que ocurre
recordándonos a nosotros mismos que "es solo una historia", pero
manteniendo esta distancia no recibimos ningún beneficio de ella. Es posible
aprender cuando leemos historias o cuando observamos las vidas de otros, pero
solamente podemos hacerlo si estamos totalmente involucrados emocionalmente en
la historia, con sus personajes y su problemática, con sus esperanzas y sus
errores. De la misma manera, en la "vida real" es el acto colectivo
de cambiar la ilusión por realidad la que hace posible el aprendizaje a nivel
físico y emocional.
Esta aparente "contradicción" entre
ilusión y realidad se compara paralelamente con otra contradicción que a veces
se discute aquí en la Tierra: la naturaleza del Bien y del Mal.
Considerando que todo es aprendizaje, todo
sería evolución, el mal por tanto no existe, pues es precisamente
por la experiencia que nos bridan las diferentes alternativas, que aprendemos a
escoger la Sabiduría Superior por propia voluntad, comprensión y motivación. En
este sentido no pueden existir el bien o el mal, únicamente
existe evolución y aprendizaje, y la experiencia y la sabiduría que emanan de
ello.
Pero para nosotros, aquí en la Tierra, el
"Mal" es el camino del yo, del ego, de la separación del resto
de la Creación - una separación que nos lleva a la explotación y los conflictos
en nuestras relaciones con los otros, al abuso en el planeta y del reino
animal, los cuales consideramos que existen únicamente para nuestra propia
explotación y gratificación.
Por el contrario, el camino del
"Bien" se encuentra al situar el yo ni por encima ni por
debajo de los demás sino entre ellos, respetándolos como queremos que
ellos nos respeten. Y esto se aplica igualmente a toda forma de vida. La vida
de un gusano puede ser de poca importancia para ti, al igual que tu vida puede
ser incomprensible para el gusano; pero la vida del gusano es importante para
el gusano lo mismo que la tuya es para ti. Desde esta base de igualdad podemos
desarrollar entonces el concepto de respeto hacia los otros y del servicio
por los demás, graduándonos finalmente en la total irradiación del amor
incondicional, que es la 'marca' de los Seres Superiores.
El "Bien" y el "Mal" son
muy reales para nosotros aquí en la Tierra y debe permanecer así. Por tanto,
necesitamos realizar un difícil "acto de equilibrio".
Por un lado, debemos esforzarnos por
comprender y permanecer constantemente alertas de los objetivos finales hacia
los cuales debemos dirigir nuestra intención, es decir, las Leyes Universales
de la Conducta Correcta y la Sabiduría Superior. Mientras hacemos esto,
intentamos evitar y rechazamos lo opuesto al egocentrismo y la agresión
motivada por el ego.
Por otra parte, a medida que inevitablemente
"caemos" en pensamientos y acciones equivocadas podemos por lo menos
aprender de ellas si somos totalmente conscientes de sus efectos sobre nosotros
mismos y sobre otras formas de vida que están a nuestro alrededor, y si
finalmente rechazamos estas acciones con total entendimiento. De esta forma,
nos enriquecemos por medio de la experiencia del "mal" y sus efectos.
Durante todo el viaje evolutivo nos
enfrentamos a las elecciones. Ciertamente, sin el libre albedrío/libre
elección, los conceptos mismos de evolución no podrían hacerse reales. No
podemos convertirnos en individuos que siguen el sendero de la Sabiduría
Superior a través de una elección personal consciente hasta no haber
experimentado las alternativas y sus efectos. El libre albedrío permite
al individuo escoger entre el camino de la Sabiduría Superior y el camino del
Yo, y habiendo hecho esto experimentar en su totalidad las consecuencias de
cada decisión.
Muchos de los grandes Maestros, Profesores y
tradiciones ocultas confirman que en este Planeta Tierra el libre albedrío es
puesto a prueba bajo las condiciones más difíciles:
Cuando miras a la Tierra y en particular a
las acciones de la Humanidad que vive en su superficie estás siendo testigo
únicamente del desorden. ¿Por qué es así? Porque a la Humanidad se le ha dado
el regalo divino del libre albedrío y de esta manera puede crear la naturaleza
de su propio mundo. Obviamente, esto debe integrarse dentro del ciclo evolutivo
y del destino del Dios o el Señor de este Sistema Solar; pero, dentro de estas
restricciones, la Humanidad puede escoger la naturaleza de su propio camino
evolutivo.
A través de la elección libre creamos el bien
y el mal y, habiendo hecho esto, también debemos experimentar los resultados de
nuestra creación. Este es un proceso continuo y existe en todo el espectro de
la vida. Tomamos decisiones y creamos resultados en cada momento y en cada
vida, como individuos y como comunidades colectivas, naciones, razas y grupos
religiosos. No podemos escapar ni de la elección ni de los resultados de ésta.
Podemos únicamente observar, experimentar, asimilar y aprender de nuestras
decisiones y de los efectos que éstas tengan en nosotros o en otros seres vivos
y sobre nuestro hogar planetario, y luego, habiendo aprendido y adquirido
sabiduría, corregir nuestra conducta en consecuencia.
Conforme experimentamos las pruebas y las
tribulaciones de la Tierra, con frecuencia nos preguntamos porqué estamos
sufriendo tales desgracias. En realidad somos nosotros quienes hemos
escogido nuestra encarnación sobre la Tierra y sus circunstancias específicas.
Todas las difíciles confrontaciones en nuestras vidas han sido pre-planeadas
por nosotros con la ayuda de nuestros Guías en los Planos Superiores, con
nuestra total aprobación, para poder confrontar, vencer y aprender de ellas
aquí en la Tierra. Todas las experiencias inesperadas, difíciles y dolorosas
con las que nos topamos en nuestras vidas terrenales no provienen de ninguna
forma de "retribución celestial" sino que son pre-acordadas por
nuestros yoes espirituales como lecciones vitales, con la finalidad de
superarlas y aprender de ellas mientras existe la oportunidad en el plano físico.
Aquí en la Tierra es mucho más fácil hacer rápidos progresos en el aprendizaje
evolutivo que sobre las 'sencillas' Esferas Superiores. Rechazar, oponernos o
fallar en abrazar totalmente estas lecciones que hemos venido a aprender
únicamente retardará el proceso y causará un dolor innecesario. Al reconocer y
contemplar nuestros errores y asimilar las lecciones que deben aprenderse de
ellos podemos entonces fluir con el proceso de aprendizaje y sacar el mayor
beneficio de lo que es visto universalmente en otros niveles como un singular
ambiente de aprendizaje.
La Tierra es un planeta de aprendizaje, no un
planeta de perfección. Pero sus imperfecciones son creación nuestra y por lo
tanto, está en nuestro poder corregirlas individual y colectivamente.
Fuente: The New Earth
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