jueves, 13 de octubre de 2011

Perros de guerra: Ovejero Alemán



La crianza del perro de guerra en el Ejército Argentino comenzó a fines de la década del '50, y se interrumpió en 1980. Desde fines de 1998, el Ejército retomó la cría de perros de guerra. La raza seleccionada fue el ovejero alemán (Deutscher Schäferhund – German Shepperd), el "rey" de la cinofilia.
El primer espécimen aceptado en el libro de registros del Club fue Hektor Linksrhein, cuyo nombre fue variado luego por el de Horand von Grafrath, propiedad de von Stephanitz.
La normativa que debía cumplirse para el ingreso de perros a dicha institución, contaba con exigencias que, tal como lo expresamos, el animal debía demostrar; entre ellas mencionamos las siguientes:

• Lealtad ilimitada a su amo.
• Espíritu vigoroso.
• Siempre alerta.
• Nunca ocioso.
• Obediente.
• Valiente.
• Resistente.
• Tenaz.
• Buenos modales pero no adulador.
• Habilidad para el trabajo.


Los primeros ancestros -base genética del ovejero alemán- provenían de varias zonas de Alemania. Entre ellos podemos nombrar el pastor de Württemberg, el Turingia y el lanoso de Hannover (también llamado Braunschweig). Sin embargo, muchos de los perros que dieron origen a esta raza son desconocidos.

Aunque en un principio las funciones de los perros se limitaban a las tareas de pastoreo, con el aumento de socios también se vieron ampliados los campos de actuación del animal, de tal forma que, en 1901, von Stephanitz invitó a las autoridades policiales, ofreciendo el servicio de los perros para el apoyo y protección de funcionarios.

En 1906, se creó el título de campeón de trabajo (rastro, obediencia, protección, búsqueda de objetos, salto de empalizadas, trabajos en el agua, etc.). Como consecuencia, la lucha por la obtención de este premio creó una estrecha colaboración entre el SV y los Clubes de Perros Policía.

El salto a la fama

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial (1914), von Stephanitz entregó al ejército alemán sus ovejeros, los cuales fueron utilizados como perros mensajeros, como ayudantes en el tendido de líneas telefónicas, como perros de guardia y escoltas de patrullas, y también en la búsqueda y rescate de heridos.

Como era de prever, todas las habilidades y destrezas demostradas por los ovejeros alemanes durante la contienda no escaparon a la observación de los soldados británicos, franceses y estadounidenses que debieron luchar en territorio alemán.

Incluso, una vez capturados por los aliados, estos animales eran utilizados en operaciones militares, hasta el punto que algunos perros como Tommy, llegaron a ser condecorados con la Gran Cruz de Guerra, junto con todo el regimiento en el que habían servido.

También a causa de la Primera Guerra Mundial, muchas personas sufrieron discapacidades - pérdida de la visión (debido al uso del gas mostaza), por ejemplo- por lo que el ovejero alemán resaltó una de sus capacidades: la de perro guía. Para entrenarlos en esta tarea se crearon distintos centros de adiestramiento en Alemania, Suiza, Francia, Inglaterra y EE.UU.

Resulta anecdótica la acción del Cabo de la Fuerza Aérea norteamericana Lee Duncan, quien regresó a los EE.UU. con una pareja de cachorros de ovejeros alemanes –los había encontrado abandonados en un bunker en Francia- sin tener la más remota idea de que su acción se constituiría en puente necesario para que el resto del mundo conociera a esta raza. Uno de estos cachorros murió a su arribo a los EE.UU. Pero el otro se convirtió en estrella del cine de los años 20, e iba a constituirse en una figura ampliamente conocida y amada por chicos y grandes: Rin Tin Tin.

Cuando Rin Tin Tin murió tenía diez años de edad. Había filmado 25 películas, la mayoría de ella mudas, y parte de una serie para la empresa cinematográfica Warner Brothers. Ganaba U$S 1000 semanales, tenía su propia unidad de producción, una limusina con chofer, una orquesta, cocinero personal y un collar de diamantes.

Cabe destacar, al respecto, que ante la comprobación de habilidades y logros de estos perros, los soldados que regresaban del frente europeo exageraban las hazañas de estos perros. Pero, sin duda, fueron las historias de Rinty las que, en forma meteórica, llevaron a esta raza a la fama. Ciertamente, la pantalla grande lo hizo ser conocido en los más alejados rincones del planeta. Y, por supuesto, todos querían un ovejero, con las condiciones exhibidas en sus películas:

• Corazón fuerte.

• Bravo como Aníbal.

• Leal como un patriota.

• Inteligente.

• Resbaladizo como Houdini.

El ovejero alemán fue el perro más popular de los EE.UU. Producida la muerte de Rin Tin Tin en 1932 -que fue enterrado en Francia-, el promedio de registros cayó notablemente, al punto de constatarse sólo 1.300 inscripciones anuales.

En la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los perros tuvieron que desarrollar tareas de distinta índole:

• Vigilancia de campos militares.

• Vigilancia de trincheras.

• Transporte de munición.

• Mensajeros.

• Socorro de heridos.

• Guía dentro de campos minados.

• Paracaidistas.

• Destructores de tanques.

A su vez, en Londres y en Berlín, los perros eran utilizados para la búsqueda de los desaparecidos, tarea que cumplían entre los escombros y las ruinas de los edificios bombardeados.

Así, gracias a su increíble agudeza olfativa, valor y especial anatomía, se descubrió su inestimable eficacia para la búsqueda y rescate de personas, inclusive en la nieve.

Otras cualidades del ovejero

Del ovejero alemán se puede esperar cualquier hazaña, teniendo en cuenta sus buenos reflejos, la rapidez con que percibe las situaciones e inicia sus ataques, las misiones que ejecuta, tales como guardia y defensa, vigilancia de aduanas, detección de drogas y explosivos, y rastreo de personas desaparecidas en avalanchas y catástrofes.

Es el perro de las fuerzas armadas y policiales por excelencia, gracias a su fortaleza, resistencia, adaptabilidad al guía, al entorno y a nuevas situaciones. Actualmente, se lo utiliza en la ayuda de personas sordas (su misión es avisar cuando suena el timbre, el teléfono, alarmas, etc) y en la detección de fugas de gas.

El conjunto armónico de las cualidades físicas y psíquicas de este animal se ponen al servicio del hombre con un admirable espíritu de entrega, fidelidad y apego.

Además, el ovejero alemán será siempre un miembro de su familia dispuesto permanentemente a jugar, ir de paseo, nadar o acompañarlo calladamente, mientras su dueño lee un libro o escucha música en su sillón preferido.

Cabe destacar que el ejército de los EE.UU., luego de su experiencia en la Primera Guerra Mundial, implementó un programa de perros voluntarios para la defensa. Precisamente, fue durante la guerra de Vietnam cuando se valora la acción de los perros de guerra, ya que en ese momento se apreció, cabalmente, su inestimable aporte, teniéndose en cuenta que estos animales ayudaron a salvar entre 10.000 y 30.000 personas. Estos perros, junto con su guía, servían durante un tour of duty completo (12 meses). Un problema efectivo se suscitó en el momento del regreso. Ello sucedió cuando los perros iban a ser sacrificados. Fue entonces cuando sus guías (a pesar de que los perros no les pertenecían), los reclamaron para su tenencia.

Fue así, como entre fines de los ’70 y principios de los ’80, el ejército y la infantería de marina de los EE.UU. iniciaron el programa del super perro. Para ello, se realizaron pruebas de todo tipo y a todo tipo de razas, las cuales ratificaron como ganador indiscutible al ovejero alemán, dado su alto estándar de calificaciones en todas las pruebas (resistencia, carácter, fuerza, rastreo, obediencia, entre otras).

Actualmente, los ejemplares de esta raza se encuentran prestando servicios en Afganistán e Iraq.

En nuestro Argentina

En el año 1924, comenzaron a criarse ovejeros alemanes en nuestro país, por intermedio de Augusto König, quien conjuntamente con el Dr. Guillermo Fleck y Alfredo Wolckam, fueron los pioneros, impulsores y guías de la reproducción de estos perros en nuestro país.

En 1934, se fundó la Asociación Pro Perros Ovejeros Alemanes en la Argentina (SVA), con la presidencia de Guillermo Fleck.

En 1943, comenzó a funcionar la Asociación Argentina de Criadores de Perros Ovejeros Alemanes (ACOA), con la presidencia de Carlos Maria Fredenhagen.

En 1965, el SVA y ACOA se fusionaron para dar origen al POA (Club Argentino del Perro Ovejero Alemán).

La crianza del perro de guerra en el Ejército Argentino comenzó a fines de la década del ´50, y se interrumpió durante la década del ´70.

A lo largo de este período, se lo empleó como:

• Centinela o de seguridad.

• Mensajero, estafeta o de enlace.

• Explorador.

• Sanidad.

• Rastreador.

• Antiblindado.

• De trineo.

• Lazarillo.

texto de el Mayor Alejandro Eduardo Agoglia .

























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